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Susana

Kamadeva, dios del amor


Su nombre, Kāma, significa ‘deseo sexual’ (según algunos monjes hindúes: ‘lujuria’, más peyorativo) y deva: ‘dios’. El conocido libro Kāma Sūtra (‘aforismos de Kāma’ o ‘máximas sobre el amor’) está inspirado en este dios hindú. Su compañera es la primavera (de acuerdo con el Śiva Purāna, y Kāmadeva es hijo-creación de Brahma. Es el dios del amor. Su esposa era Rati, la diosa de la primavera.


Se le suele representar como un hombre alado, joven y hermoso. Tiene un arco de caña de azúcar (con abejas posadas sobre él) y sus flechas están decoradas con cinco tipos de flores fragantes. La cuerda está hecha con abejas [que producen miel kama madhu: ‘la miel del deseo’] enganchadas entre sí. Estas abejas que zumban en torno su arco tienen una especie de elixir o afrodisíaco que despierta una pasión incontrolable aún en personas manifiestamente muertas.


Kāmadeva está casado con Ratī, hija de Prasuti y del patriarca Daksha (quienes son creaciones de también del dios Brahma). Su compañera es la primavera (con sus símbolos: un cucú, un loro, abejas, y la brisa suave). Las oraciones hacia el dios Kamadeva eran muy importantes desde la época de los dioses vedas, puesto que sin el amor y la pasión el mundo sería demasiado frígido y poco natural con la naturaleza humana.



El error de Kamadeva:

Quizá mito más conocido respecto de Kāmadeva es el que cuenta su aniquilación y posterior resurrección en manos del Señor Shivá. En el Kumāra Sāmbhava, Kandarpa (Kāmadeva) resolvió ayudar a la doncella Pārvatī para que se ganara el amor del Señor Shivá. Kandarpa disparó sus invisibles dardos de deseo contra Śivá para interrumpir su meditación y permitir que Pārvatī se ganara su atención.

Pero el ardid le salió por la culata: Shivá se distrajo momentáneamente de su meditación, pero inmediatamente se dio cuenta de lo que había sucedido. Se enfureció, abrió su terrible tercer ojo y con una sola encendida mirada prendió fuego a Kamadeva. El cuerpo de Kamadeva quedó reducido a cenizas y polvo negruzco.

La calamidad no era sólo personal, ya que la aniquilación de Kāma (el deseo sexual), provocaría que el mundo se volviera frígido y nunca más se regenerara. Incluso el casamiento de Śhivá y Párvatī nunca tendría lugar. Más tarde, por el pedido de los dioses (que temían que ya no hubiera más humanos que les ofrecieran oraciones) y por la intercesión de la diosa Párvati en favor de la esposa de Kamadeva, Rati, el Señor Shivá lo resucitó, asegurando de esa manera la continuidad reproductiva del mundo. Shivá volvió a Kamadeva a la vida, pero sólo como una imagen mental.


Otra versión de la historia de la quema de Kamadeva:


Los dioses decidieron seguir el consejo de Brahma. Pero ¿cómo puede garantizarse que Shiva y Parvati se enamorarán uno del otro? El rey de los dioses era Indra y el dios del amor era Kama.

Indra convocó a Kama. Tienes que ayudarnos, dijo Indra. No hay otra salida. Shiva está realizando tapasya (prácticas de austeridad) en el Himalaya. Parvati está también en la región. Asegúrese de que los dos se enamoren. Ese es su trabajo. Kama se dirigió al lugar donde Shiva estaba meditando. Y tan pronto como el dios del amor apareció, el lugar adquirió los rasgos de una primavera perenne.



Había florecido y las abejas zumbaban entre las flores. Cucos cantaban y una fragante brisa comenzó a flotar en el pensamiento del bosque. Shiva intentó concentrarse en su meditación, pero seguía distrayéndose. Mientras todo esto estaba pasando, quien más debía de llegar allí que no fuese otra que Parvati. Ella era tan hermosa que Shiva se había enamorado súbitamente de ella.

A Parvati también parecía agradarle Shiva.

Pero la vida no es nada simple. Shiva es, después de todo, Shiva. Se dio cuenta de que algo andaba mal.


¿Cómo podría su meditación haber sido alterada? ¿Cómo fue que esa temporada parecía ser la primavera, aunque no fuese en lo absoluto primavera? Cuando Shiva miró a su alrededor, sus ojos se posaron sobre Kama que se había escondido. Se dio cuenta de que era Kandarpa quien era responsable de toda esta travesura. Shiva se enfureció. Había un tercer ojo en medio de su frente, de este tercer ojo brotaron llamas y estas llamas quemaron Kama, reduciéndole a cenizas.


Cuando Rati, diosa de la primavera, vio que su marido había sido reducido a cenizas, su dolor no tuvo límites. Al principio, perdió el conocimiento. Cuando se recuperó se lamentó, ¡Ay de mí. ¿Qué va a pasar a mí? Mi esposo, mi amor, ¿A dónde has ido? Los dioses y Rati buscaron a Shiva. Ellos le explicaron que lo que habían hecho, no había sido por culpa de Kama. ¿Qué pasaría con Rati ahora?


Shiva respondió:

Lo que ha sucedido, ya pasó. Nada se puede hacer sobre Kama ahora. Eventualmente nacerá en la ciudad de Dvaraka como Pradyumna hijo de Krishna. Rati entonces se reunirá con Kama. Pero hasta el momento, dejénla que simplemente espere.


Los dioses se dispersaron, todavía abatidos. El asunto del matrimonio entre Shiva y Parvati no había progresado en absoluto.




La enseñanza del dios a la pasión humana:


Los fundamentalistas hindúes (de tendencia al celibato), interpretan este mito como una enseñanza de Shiva a la humanidad, aleccionando a los seres humanos a valorar más el estado mental y emocional del amor por encima de la lujuria física. Incluso algunos hinduistas interpretan este mito como una enseñanza de Shiva acerca de la importancia del estado mental de la existencia -simbolizada en su meditación- sobre los estímulos del deseo y el amor físico -simbolizados por el flechazo de Kamadeva.


Pero lo cierto es que Kamadeva es muy anterior al hinduismo, y que éste último defiende el celibato a quemarropa como único vehículo para preservar la pureza del cuerpo, justamente lo opuesto a lo que propone el pequeño dios alado; que sabe íntimamente que no hay mayor pureza que la comunión física y espiritual entre dos cuerpos que se desean.


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